martes, 15 de noviembre de 2011

ALGO DE HISTORIA

ALGO DE HISTORIA

La evolución de la especie humana que ha llevado al hombre desde las cavernas hasta el espacio no ha sido un proceso continuo. La historia nos muestra que más bien el acontecer fue en realidad un zig-zag con periodos de avances, seguido de estancamientos y aún regresiones. Estas formas se han repetido consistentemente desde que el hombre ha podido investigar los hechos históricos, ocurridos durante miles de años.

Los historiadores nos muestran un relato de acontecimientos que fueron sacados a la luz después de haber escudriñado en la superficie y bajo la superficie de comarcas en donde se presumió que habían sucedido acontecimientos históricos que, al historiador, le parecieron relevantes. Se han encontrado ruinas de ciudades, de templos, de estatuas y de monumentos erigidos en memoria o en alabanza de monarcas o guerreros. De la sociedad, como tal, se conoce su religión y sus guerras, sus gobernantes y sus artistas. Pero casi nada sabemos de las formas que adoptaba la vida cotidiana desarrollada en las grandes culturas y muy poco o nada de su actividad en el desarrollo de su trabajo  en la agricultura e industria. Se ha intentado encontrar alguna analogía entre personajes de distintas épocas, a veces con muy poca fortuna. Existe, sin embargo, una estructura que acompaña, sin excepción, el nacimiento de las grandes culturas: la religión. Más adelante se analizara con detalle ese aspecto religioso.

Lo que se pretende es encontrar alguna causa que se pueda relacionar y sea válida en cualquier época y en cualquier cultura y al parecer algo se ha encontrado.

Veamos. Hasta el más mínimo proceso que produzca la más insignificante variación evolutiva necesita el soporte de la ENERGÍA. Absolutamente ningún proceso de esta naturaleza puede producirse sin energía. Ni los seres vivos, ni las especies, ni las reacciones químicas en compuestos no vivos pueden sufrir ninguna evolución sin un aporte de energía.

A la energía se la denomina de muchas maneras: Energía potencial, cinética, libre, mecánica, electromagnética, térmica, gravitatoria, interna, radiante, etc., etc. Pero aunque toda esta nomenclatura parezca un embrollo, una cosa queda clara: Todos los cambios que se producen en la naturaleza requieren la acción de la energía. La seres humanos, para subsistir, recibimos la energía contenida en los alimentos que comemos y en el oxígeno del aire que respiramos. Las sociedades humanas reciben esta energía transformada en trabajo, más la de otros animales, más la proporcionada por las corrientes del aire y del agua, más la contenida en los combustibles vegetales o fósiles, más la energía nuclear.
Si todos los procesos que signifiquen algún progreso, desde la construcción de una aguja hasta la de un transatlántico necesitan energía, no estaría por demás detenerse un poco y estudiar la energía que recibe un sistema social y los rendimientos que esta energía produce.  

Situémonos en la rivera del Nilo allá por el cuarto milenio AC. Allí habríamos de encontrar docenas de asentamientos humanos atraídos por la vegetación y por el agua. Seguramente se trataría  de tribus nómadas que transitaban de un lado para otro en busca de sustento y que finalmente encontraron un lugar donde establecerse permanentemente. Aquí la vegetación era abundante. Las crecidas del río todos los años regaban y fertilizaban el suelo, la caza también era posible y en el río se podía pescar y navegar. Durante muchos años sus interacciones fueron de corto alcance. Cada núcleo familiar se bastaba a sí mismo y sólo en raras ocasiones se  efectuaban tareas comunes. La agricultura fue su principal logro.

El aumento en la producción de alimentos corrió paralelo a un aumento de su población. Cuando el número de sus habitantes alcanzó un nivel crítico el sistema empezó a comportarse como un todo. Espontáneamente se creó la religión, la división del trabajo, la producción agrícola, el pastoreo, la alfarería, la fabricación de armas, herramientas, tejidos y demás utensilios de utilidad. En suma, el sistema se transformo en un todo diferenciado, y como veremos en su momento fueron estas diferencias las que propiciaron el desarrollo posterior del sistema.
                                         

Los historiadores están de acuerdo en que el comienzo de lo que podemos llamar Historia Universal tuvo lugar a raíz de los asentamientos humanos en las cuencas del Nílo, del Éufrates, del Indo, en China y en las costas del Mediterráneo Oriental. Otras comunidades sociales que merecen especial mención son las que se desarrollaron en América, principalmente en Mexico y en Centroamérica, ya que éstas no fueron influenciadas por ninguna otra civilización. Todos los historiadores nos relatan sucesos y acontecimientos conocidos o deducidos a través de hallazgos arqueológicos, escritos, pinturas y otros medios más o menos confiables. Nada nos dicen sobre si detrás de esos sucesos pudo existir alguna causa que los hiciera posibles.

El extraordinario desarrollo alcanzado por las culturas que surgieron de los asentamientos humanos establecidos en las cuencas del Nilo, del Tigris y Éufrates, del Indo en China y en las costas del Mediterráneo son pruebas evidentes de lo que se ha señalado. La abundante provisión de alimentos y agua en estos asentamientos, propició un consistente aumento de su población Y es aquí donde se inicia la primera gran revolución industrial.

Esta revolución industrial está afincada en nuevas fuentes naturales de energía: el fuego, que ya se conocía desde hacia miles de años pero al que allí se le dio nuevas aplicaciones, las corrientes de agua y el viento. Estas nuevas formas de energía más el trabajo humano y animal que ya se venía utilizando, son todas las fuentes de energía que se conocían. Aquí se inicia un periodo con una duración de 5000 o 6000 años, durante el cual se descubren técnicas y se inventan herramientas cuyo objeto fundamental consiste en el mejor aprovechamiento de todas las fuentes de energía y en el aumento de la velocidad de todos los procesos. La rueda, la polea y la palanca, el plano inclinado, el husillo, la manivela; la navegación a remo y a vela y la metalurgia son algunos ejemplos de este desarrollo. Naturalmente, vamos a añadir las máquinas simples desarrolladas a partir de esas nuevas fuentes de energía, máquinas que se limitan a transferir y transformar un movimiento de un lugar a otro.

Se va a comenzar ahí mismo el estudio, pero siguiendo una ruta distinta que, hasta el momento, no ha intentado nadie. No se puede negar que la especie humana ha evolucionado, desde el hombre de las cavernas hasta el hombre del espacio y que esta evolución no ha terminado. Cada uno de nosotros ha podido observar la evolución y desarrollo de las sociedades humanas y absolutamente nada de la evolucion del hombre como individuo. La evolución de la especie humana es, por tanto, la clave sobre la cual se va a intentar encontrar alguna luz que permita explicar todo lo que ha ocurrido hasta el momento y de ser posible pronosticar algo de lo que pueda suceder en el futuro. Ya que evolución puede considerarse como el proceso de cualquier cambio en el tiempo y al considerarlo en relación con la especie humana, esto nos va a abrir una entrada que permitirá explorar de una manera más profunda el origen de todos los cambios y, tal vez, encontrar explicaciones de lo que hasta hoy no se ha tomado en cuenta.

Llamamos proceso al conjunto de actividades o eventos que producen cualquier transformación y cambio. Es precisamente en la realización de todos los procesos donde vamos a encontrar el vínculo que los hace posibles y en donde se encuentra a través de la evolución de la especie.

Este vínculo al que me refiero no es otro que la ENERGÍA. En todos los ámbitos de la naturaleza no puede realizarse ningún proceso que ocasione un cambio sin el concurso de la energía.

Así es que se va a representar el desarrollo de la Historia Universal bajo el prisma de fincar el aporte de energía recibido por los sistemas sociales y el rendimiento que la sociedad a esta energía ha conseguido sacarle. Esto naturalmente nos lleva a identificar los sistemas sociales como sistemas termodinámicos.

Durante un período de cientos de miles de años, desde Cro-Magnon hasta hace unos  10000 años, la única energía de la cual disponía el hombre era su propio trabajo obtenido con la transformación de la energía recibida de los alimentos y del oxígeno contenido en el aire que respiraba. Al fuego también empezó a sacarse algún provecho. Puede decirse que en esta etapa el hombre se encontraba en un estado prácticamente estacionario muy próximo al equilibrio termodinámico y sin la posibilidad de realizar ningún progreso significativo.

Cuando los hombres se establecieron en las zonas que señalamos al principio y cuando su número alcanzó un umbral crítico estas sociedades primarias se transformaron en sistemas y su comportamiento pasó de acciones individuales a acciones colectivas. Aquí dejaremos claro que las leyes termodinámicas sólo son válidas en sistemas compuestos por un número inmenso de unidades.

Y es ahora cuando es preciso hacer un paréntesis, porque lo que me propongo investigar es si los sistemas sociales encajan y responden a las leyes de la termodinámica
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Empezaremos por definir que un sistema termodinámico es una parte del universo que está bien delimitada y que además está constituido por un número inmenso de partículas, pudiendo ser éstas: moléculas, insectos u hombres. El sistema posee por tanto, además de energía: volumen, cantidad de elementos, presión y temperatura, que son sus variables. Las dos primeras son variables extensivas porque si se juntan con otras iguales ambas pueden sumarse. Las dos últimas son variables intensivas porque no pueden sumarse.

Desde el comienzo de lo que llamamos Historia Universal hasta el siglo XVIII el suministro de energía que recibieron las sociedades se mantuvo con muy pocas diferencias. Recuérdese que Adam Smith sólo contemplaba el uso del carbón mineral para calentar a los obreros, al mismo tiempo y en el mismo sitio en que James Wat estaba perfeccionando su máquina de vapor. Se obtuvo, eso sí, un mayor rendimiento mediante la invención de mecanismos que la hacían más eficiente.

Hasta que en 1765 James Wat construyó la primera máquina de vapor funcional, las sociedades habian usado las mismas formas de energía utilizadas desde unos 4000 años A.C. El primer barco a vapor que realizó el cruce del Atlántico fue en 1819, aunque este barco era un híbrido que también usaba velas y fue en 1838 cuando por primera vez se cruzo el océano en un barco movido enteramente a vapor. Su motor había sido patentado en 1774. El desarrollo de todas las civilizaciones hasta finales del siglo XIX se centró casi exclusivamente en las mismas fuentes de energía. Su uso se centró en las mejoras que se lograron para su mejor aprovechamiento. Herramientas y máquinas simples que aprovechaban la fuerza del viento o las corrientes de agua. La magnitud de las obras realizadas durante estos últimos 6000 años sólo cambio en la filigrana, pero hasta hoy aún no se ha superado una obra como la gran muralla china y entre las pirámides de Egipto y las catedrales góticas sólo se puede destacar la parte artística de estas últimas. La primera central hidroeléctrica se construyó en  Gran Bretaña en 1880, pero fue durante el siglo siguiente en que estas centrales comenzaron a significar una cierta importancia.

Lo ocurrido en las sociedades occidentales a partir de finales del siglo XIX tiene connotaciones que, hasta ahora, nadie tiene idea de a dónde pueden llevarnos. Después de la llegada del carbón, vino el petróleo, las centrales eléctricas y finalmente las nucleares. El aporte de energia ha sido tan inmenso y sin ningún precedente en la historia de la humanidad. Se utiliza más energia hoy en un año, que durante siglos de épocas anteriores.

Recordemos que la energía además de conservarse debe disiparse. Si en una caldera se genera mas presión que la que dejamos salir, la caldera explota. Si en un motor de combustión interna entra más calor que el que se disipa, el motor se detiene. Si a un motor eléctrico le doblamos el voltaje que recibe, el motor se quema.

Consideremos, por un momento el trabajo de los dos Carnot, padre e hijo, Lazare Carnot, el padre de Sadi, había producido la primera descripción sobre la mejor eficiencia de las maquinas simples: había concluido que para que una máquina simple tenga el mejor rendimiento, hace falta que los choques, rozamientos, cambios bruscos de velocidad o contacto de cuerpos a diferentes velocidades sean evitados al máximo. Sadi, el hijo de Lazare, concluyó que la máquina térmica ideal evitara la puesta en contacto de cuerpos con temperaturas diferentes. El ciclo será concebido de tal forma que ningún cambio de temperatura resulte de un flujo directo de calor entre cuerpos de temperaturas diferentes: tal flujo no teniendo ningún efecto mecánico, constituye una pérdida del rendimiento.

Manteniendo que las sociedades humanas actúan como motores, desde el punto de vista termodinámico ¿No estarán estas sociedades expuestas a riesgos semejantes?

Los asombrosos avances de las sociedades occidentales durante el último siglo y medio no tienen otra causa que el empleo de estas nuevas fuentes de energía. Pero este descomunal progreso trae consigo enormes fluctuaciones e inestabilidades de estos sistemas sociales, los más destacados son, sin duda, las crisis económicas. Esto será tratado con mayor detalle más adelante.